¿Por qué los sectores de la salud y de la educación deben colaborar entre ellos?
Es cuestión de sentido común, cualquier padre o educador sabe que la salud y el desarrollo educativo están inextricablemente unidos. Los niños deben gozar de un buen estado de salud físico y emocional para aprender.
Sin embargo, en los países en desarrollo, los niños en edad escolar pueden contraer numerosas enfermedades infecciosas y no contagiosas. Las enfermedades frecuentes son una causa de absentismo escolar, y reducen la capacidad del niño para concentrarse y participar en clase, debilitando así su nivel global de aprendizaje.
Si deseamos mantener nuestro compromiso colectivo de proporcionar una oferta educativa de buena calidad para todos los niños y niñas, mejorar la salud de éstos mediante intervenciones sencillas, seguras y económicas debe formar parte integrante también de la misión de cualquier escuela.
La salud y la educación están estrechamente ligadas
Durante demasiado tiempo, los ministerios de salud y de educación han trabajado en paralelo y de manera independiente. Los incentivos para que la cooperación exista son pocos, y es difícil encontrar ejemplos de una colaboración de éxito. Después de haber trabajado en ambos sectores, primero en GAVI (Alianza Mundial para el Fomento de la Vacunación y la Inmunización) y actualmente en la Alianza Mundial para la educación– me resulta evidente el hecho de que a pesar de poseer cada uno objetivos específicos distintos, los dos sectores están interconectados. Las investigaciones muestran claramente que unos padres instruidos, especialmente las madres, están mejor informados y toman mejores decisiones en cuanto a la salud de sus hijos.
Las escuelas son poderosas instituciones sociales que pueden actuar para mejorar la salud y el bienestar de cada niño y, mediante los programas sanitarios en las escuelas, promover el aprendizaje y mejorar las oportunidades de cada generación. Estos programas pueden resultar además muy eficaces para conseguir llegar a comunidades desfavorecidas, las cuales, sin dichos programas, no tendrían acceso a los servicios de detección sanitaria básica que pueden ofrecer las escuelas.
Los programas de salud en las escuelas son buenas inversiones
Invertir en los programas sanitarios de las escuelas resulta además una buena inversión financiera. De hecho, la detección temprana de problemas de audición o de visión y las campañas anuales de tratamientos antiparasitarios pueden constituir un medio económico preliminar de detección y tratamiento de problemas de salud infantiles, y por consiguiente reducir o incluso eliminar los riesgos y los costos asociados a problemas de salud más complejos así como a enfermedades posteriores. Una planificación y una acción precoz de los representantes de los ministerios de salud y de educación representan una buena inversión que implica generalmente recursos modestos.
La inversión en los programas de salud básicos, como los de detección de problemas de visión o audición, la lucha contra la malaria, los tratamientos antiparasitarios o el aporte de micronutrientes, mejoran el desarrollo físico y cognitivo de los niños y por consiguiente el éxito educativo.
Para los padres, los programas de salud en las escuelas ofrecen visitas médicas básicas y una atención sanitaria que muchas veces no podrían pagar o a la que no tendrían acceso de otro modo.
Los tratamientos antiparasitarios no son más que un ejemplo
Los tratamientos antiparasitarios son un buen ejemplo de colaboración entre diferentes sectores. Más de 600 millones de niños en todo el mundo corren el riesgo de contraer una infección parasitaria, y casi 400 millones de ellos no reciben ningún tratamiento. Cada año, la gran mayoría de estos niños provienen de 43 países de África y ocho países del sureste de Asia, países que cuentan además con la mayor concentración de niños en edad escolar que necesitan quimioterapia preventiva (OMS).
Las infecciones parasitarias pueden causar múltiples problemas en los niños. Provocan una reducción en la absorción de nutrientes, lo que puede conducir a la desnutrición y a la anemia, y pueden afectar al desarrollo tanto físico como cognitivo. En su conjunto, estas infecciones pueden representar una seria amenaza para la salud y el bienestar del niño.
La buena noticia es que existe una solución segura, sencilla y cuya eficacia ha sido probada para el tratamiento de infecciones parasitarias: los programas escolares de administración de medicamentos, cuyo costo asciende a menos de 50 céntimos por dosis y por niño. Una evaluación del Programa Escolar de tratamientos antiparasitarios de Kenia mostró que la iniciativa había reducido las infecciones parasitarias graves a la mitad y había contribuido a una disminución del absentismo escolar en un 25 %. Los tratamientos antiparasitarios escolares masivos constituyen así una excelente inversión en educación y salud (Jameel Pobreza Action Lab, MIT).
Durante estos últimos años, las grandes compañías farmacéuticas, entre las que se incluyen Glaxo Smith Klein y Johnson and Johnson , se han comprometido generosamente a apoyar los esfuerzos mundiales en cuanto al control de plagas, donando cientos de millones de dosis de tratamientos antiparasitarios para niños en edad escolar.
Para ser eficaces, los programas escolares nacionales de tratamiento antiparasitario requieren la colaboración de los ministerios de educación y de salud, para poder proporcionar los datos necesarios en cuanto a los niños escolarizados en situación de riesgo, para poder realizar los pedidos de las dosis con antelación, y para poder distribuirlas y administrarlas a través de los programas escolares de forma rápida y eficiente.
Esto es lo que se acaba de hacer en la India, que anunció su primera campaña nacional de tratamiento antiparasitario el 9 de febrero de 2015. Otros países seguirán los pasos de la India y Kenia.
La Alianza Mundial para la Educación apoya los programas sanitarios en las escuelas
Centrados en el fortalecimiento de los sistemas educativos en 60 países en desarrollo, estudiamos igualmente las medidas prácticas que nos permitan estimular la salud de los niños con el fin de mejorar sus capacidades de aprendizaje.
Los programas escolares de tratamiento antiparasitario ofrecen soluciones de este tipo, y por lo tanto , a través de nuestra cartera de Actividades mundiales y regionales apoyamos actualmente a 15 países (5 en Asia y 10 en África) poniendo en práctica sistemas de programas sanitarios en las escuelas en el marco de diferentes planes políticos y sectoriales de educación , catalizando así los esfuerzos colectivos realizados en el seno de los ministerios de educación y de salud. En determinados países además, apoyamos los programas escolares de tratamiento antiparasitario y de detección de problemas de visión.
Cada niño merece desarrollarse y beneficiarse de una educación de calidad. Gracias al apoyo que brindamos a los ministerios de educación y de salud para que éstos colaboren con los programas sanitarios en las escuelas, podemos promover en los niños fundamentos esenciales como son la buena salud y la capacidad de aprendizaje.
A PROPOSITO DEL AUTOR
Alice Albright es la directora general de la GPE (Alianza Mundial para la educación). Tiene en su haber, veintisiete años de experiencia internacional en el sector privado, en el sector sin ánimo de lucro y en el sector público. Anteriormente fue vicepresidenta ejecutiva y directora de explotación de la agencia de Estados Unidos para el crédito a la exportación, Export- Import Bank (Ex -Im Bank). Igualmente fue directora financiera y responsable de inversiones para la Alianza Mundial para el Fomento de la Vacunación y la Inmunización (GAVI).