Los días 1 y 2 de junio, se ha desarrollado el coloquio internacional “La calidad de vida en la escuela” en Nantes. Organizado en el marco de una colaboración entre el Centro de Investigación de la Educación de Nantes (CREN) y el Consejo nacional de evaluación del sistema escolar (CNESCO), ha reunido a numerosos protagonistas en torno a esta temática que es objeto de un interés relativamente reciente en investigación y que constituye un reto de primer grado para las políticas en favor de los jóvenes.
Concepto multidimensional, la calidad de vida conlleva aspectos subjetivos, tales como la satisfacción personal, el bienestar percibido, el sentimiento de competencia o de autoeficacia, y aspectos objetivos tales como las condiciones de vida, el nivel de autonomía, etc. Aunque a día de hoy no existe consenso en la definición de calidad de vida, existe acuerdo en cuanto a que es antes que nada un sentimiento asociado a diferentes dominios de la vida y dimensiones del individuo (Bergugnat, 2017).
Si el bienestar de los alumnos ha sido ampliamente debatido en el transcurso de este coloquio, el de los enseñantes ha sido igualmente abordado con la problemática de los riesgos psicosociales y del desgaste profesional (“burnout”). La emergencia de la intensidad y de la presión en el trabajo asociadas a las dificultades relacionales (sentimiento de aislamiento, falta de apoyo por parte de sus colegas y de las jerarquías) experimentadas por los enseñantes son también fuentes de stress que pueden impactar en la calidad de vida de éstos.