La epidemia de COVID-19 provocó el cierre de escuelas en 13 países del mundo, perturbando la educación de 290,5 millones de estudiantes. En todo el mundo, las comunidades educativas se organizan para contener el virus y asegurar que las escuelas sigan siendo lugares saludables.
La epidemia de COVID-19 provocó el cierre de escuelas en 13 países del mundo, perturbando la educación de 290,5 millones de estudiantes. En todo el mundo, las comunidades educativas se organizan para contener el virus y asegurar que las escuelas sigan siendo lugares saludables.
Para contener el COVID-19, 22 países de tres continentes diferentes han decretado el cierre de escuelas ; de ellos, 13 países han cerrado las escuelas de todo su territorio.
“Si bien los cierres temporales de escuelas como resultado de crisis sanitarias y de otro tipo no son, lamentablemente, algo nuevo, la escala mundial y la velocidad de la actual perturbación de la educación no tienen parangón y, si se prolongan, podrían llegar a amenazar el derecho a la educación” dijo la Directora General de la UNESCO, Audrey Azoulay.
« El cierre de escuelas, incluso cuando es temporal, es problemático por numerosas razones. La más importante es la reducción del tiempo de instrucción, que repercute en los logros del aprendizaje. Cuando las escuelas cierran, el rendimiento educativo se ve afectado. La interrupción de la escolaridad también da lugar a otras pérdidas más difíciles de medir, como las molestias para las familias y la disminución de la productividad económica, ya que los padres se esfuerzan por equilibrar las obligaciones laborales con el cuidado de los hijos. Los cierres también agravan las desigualdades en materia de educación: las familias económicamente aventajadas suelen tener niveles de educación más altos y más recursos para colmar las lagunas de aprendizaje y ofrecer actividades de enriquecimiento a los niños que no pueden asistir a la escuela. » (Fuente : UNESCO)
Las comunidades educativas movilizadas
Los sindicatos de trabajadores de la educación tratan de garantizar que las escuelas siguieran siendo lugares seguros y saludables para el personal docente y los estudiantes, incluso difundiendo a las comunidades escolares la información práctica actualizada de la Organización Mundial de la Salud y las medidas preventivas para evitar la propagación del virus, así como las directrices gubernamentales.
La crisis del coronavirus arroja luz sobre las condiciones de salud y materiales en las escuelas. Falta de jabón, baños degradados… muchos actores de la educación, en particular en Francia, denuncian que las condiciones materiales y sanitarias en las escuelas no permiten respetar las instrucciones básicas de higiene, situación particularmente crítica en el contexto de la propagación del coronavirus.
Los sindicatos de la educación piden a los gobiernos que adopten medidas concretas para garantizar la salud y la seguridad de los estudiantes y los trabajadores de la educación.
«Los gobiernos deben evaluar la situación en sus países y responder de manera eficaz y proporcionada para contener la epidemia. Si bien reconocemos que los entornos escolares pueden ser fuentes de contagio y que en algunos casos puede ser necesario el cierre temporal de escuelas, instamos a los gobiernos a que adopten medidas para reducir al mínimo el impacto de la epidemia en la calidad de la educación que se imparte a los millones de estudiantes que viven en las zonas afectadas» dijo David Edwards, Secretario General de la Internacional de la Educación (lea la declaración completa aquí).