En Marsella se han celebrado los encuentros PHARO sobre el tema de la financiación de la salud en los países de recursos limitados, ocasión de desentrañar algunas tendencias en materia de salud internacional:
De 2000 a 2010, la ayuda internacional al desarrollo en materia de salud aumentó como media un 11,4%. Mientras que determinados estados se han retirado de la cooperación bilateral, otros siguen aportando una ayuda masiva, como los Estados Unidos, cuya contribución representa 1/3 de la financiación de la ayuda internacional al desarrollo en materia de salud.
Asistimos al surgimiento de nuevos financiadores: ONG, Fundaciones y nuevos Estados (BRICS, Emiratos, Arabia Saudita). La cifra de los actores del sector privado en la financiación es consecuente. A modo de ejemplo, la aportación de la Fundación Gates aumentó un 10% entre 2014 y 2015 hasta alcanzar los 2.900 millones de dólares en 2015. Al mismo tiempo, las alianzas entre los sectores público y privado, tales como el fondo mundial, GAVI o UNITAID también han cobrado impulso.
En 2016, la ayuda internacional para la salud estuvo orientada hacia el VIH SIDA (25.37%), la salud infantil (19.09%), la salud materna (10.32%), hacia el refuerzo de los sistemas de salud y personales (9.64%), la malaria (6.63%), la tuberculosis (3.99%).
Desde el punto de vista de la financiación nacional, los países africanos gastan 19 veces menos en salud que los países desarrollados. Desde 1995, ha aumentado la brecha entre los gastos en salud de los países desarrollados y en desarrollo. Presentaba una proporción de 1 a 9 en 1995 frente a 1 a 11 en 2014 (en paridad de poder adquisitivo).